Este modelo navideño se ha exportado a todo el mundo. En el cono sur, por ejemplo, es normal encontrar a un Papa Nöel sudoroso, vestido con el traje lapón a 36 grados a la sombra.
Intentando buscar ese espíritu navideño, que nuestro padre Don Dinero se ha tragado en forma de compras y consumo, me he escapado a la nieve.
Es domingo, ayer fue navidad, y no se ve a nadie por el monte. La nieve polvo crea una tupida alfrombra blanca que da pena manchar con una huella. Un zorro excava pequeños hoyos en busca de topos y ratones. En las cumbres la ventisca forma nubes de nieve que dibujan bellas siluetas. El sol se cuela entre los abedules y las hayas. Las sombras pronunciadas contrastan con la balnca nieve. Pequeñas cabañas salpicadas por la ladera atestiguan la presencia humana en otras estaciones más benevolentes. No se oye nada, salvo una brisa lejana y un pequeño petirrojo en lo alto de una rama. Son tiempos de Paz. Paz lejana de los adornos luminosos de las ciudades y el colapso de las tiendas. Paz de la naturaleza, de las cosas simples, de los momentos intimistas. Paz con uno mismo.
No encontré el espiritu de la navidad, pero si que me acerque a encontrarme a mi mismo.
Felices Fiestas a todos!
5 comentarios:
Me gusta lo que dices, me gustan las fotos (la del árbol es una pasada), y me gusta que esta vez te hayas animado a poner unas cuantas (de nieve, se entiende)!
Y felices fiestas Carlos! ;-)
Me gustan las fotos, me gusta el texto y me gustaria haber dado ese paseo.
Un saludo.
ya sabes mientras buscas estás viviendo lo que pretendes encontrar, y descubres que en el camino está la felicidad.
Me gusta la sensibilidad de tu comentario y tus fotos.
Elisa.
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